A lo largo de los meses que llevamos trabajando siendo la Plataforma Votación Escolar Justa, PVEJ, nos hemos encontrado con muchas opiniones diferentes acerca de lo que debería pasar y cómo debería ser una jornada escolar.
La mayoría, son familias desesperadas porque sus jornadas laborales no se ajustan a las jornadas escolares de sus hijos y porque año tras año al ir a votar se han dado con un duro muro, la norma 502/2013.
Pero también nos hemos encontrado con entidades que denuncian la dejación de la administración en cuanto a promover o impulsar informes sobre las jornadas escolares y opinan que desde esa misma administración se debería imponer una jornada por decreto en todos los municipios de la Comunidad de Madrid.
¿Por qué la Plataforma Votación Escolar Justa no quiere que se instaure una jornada determinada por decreto?
Porque creemos que para que eso se pudiera llevar a cabo en todos los municipios de una comunidad como la de Madrid, se necesitaría tener un estudio exhaustivo y global de todas las necesidades de los alumnos desde 1º de infantil hasta 6º de primaria. De manera que se tuvieran en cuenta, no solo el rendimiento académico o factores pedagógicos, sino también otros muchos factores socioculturales que afectan a las unidades familiares como son: la conciliación laboral, las edades de los alumnos, las necesidades especiales de ciertos alumnos, los condicionantes de las familias desestructuradas o las monoparentales y numerosas.
Un estudio exhaustivo que tuviera en cuenta la repercusión de la jornada en los alumnos, en su motivación, rendimiento, cantidad y calidad de las relaciones sociales. Repercusión en los docentes, en su motivación, rendimiento y calidad de los proyectos educativos y de sus condiciones laborales. Repercusión en los servicios de los centros escolares, tales como comedor, acogidas de mañana y de tarde, actividades extraescolares o ruta escolar. Repercusión en las familias, porque, dependiendo de los colegios, el censo y sus necesidades cambia radicalmente.
A falta de un estudio de este tipo, en el que la administración pudiera basarse para decretar una u otra jornada, nos parece que cualquier imposición de un tipo de jornada escolar deja fuera infinidad de factores que habría que tener en cuenta. Cuando se establece una jornada escolar obligatoria, sin haber valorado los pros y los contras, lo mínimo que puede pasar es que se desatienda a la población más débil y desfavorecida. Aquella que no cuenta con los medios económicos para compensar los desajustes que una determinada jornada escolar puede generar en su unidad familiar.
Por eso, hasta que podamos contar con un informe así en la Comunidad de Madrid, la PVEJ va a seguir luchando por dar visibilidad a esos municipios que cuentan con el 100% de sus centros escolares con un sólo tipo de jornada. Seguirá luchando por las familias de esos municipios, que tienen que irse a otras ciudades a escolarizar a sus hijos con una jornada escolar distinta a la que tienen al lado de su casa.
Y sobre todo, seguirá luchando porque las familias puedan ir a votar libremente y que en una votación justa se reflejen sus decisiones y que sean validadas democráticamente.
Porque siempre es más lo que nos une.
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