El curso 2023-2024 ha empezado y lo ha hecho rodeado de polémica sobre las jornadas escolares.
Desde mediados de junio hemos estado leyendo titulares confusos sobre el presunto cambio de jornada escolar que íbamos a vivir las familias en este nuevo curso. Afirmaciones contundentes basadas en el informe de la OCDE sobre las posibles causas del AET (Abandono Escolar Temprano) y las soluciones que la entidad propone. Entre ellas nombraba, en un par de párrafos, la conveniencia de que España siguiera el ejemplo de otros países europeos en la organización del tiempo de aprendizaje, lo que beneficiaría al alumnado especialmente vulnerable.
Hace unos días los titulares de la prensa se centraban en el estudio sobre tiempos escolares que ha llevado a cabo Daniel Gabaldón, sociólogo de la Universidad de Valencia junto a Kadri Täht, de la Universidad de Tallin, Estonia; titulado "Proyecto Time: el tiempo en la infancia, un mapeo de España".
En varias entrevistas se pregunta a Gabaldón sobre los inconvenientes de la Jornada Continua y entre los que enumera están: que no se respeta el biorritmo del alumnado de secundaria ya que se madruga más que si se estableciera una jornada partida que empezara más tarde. Que con este horario se come entre las 14h y las 16h, en vez de a las 12,30h, lo que puede estar asociado con sobrepeso y obesidad. También añade que las jornadas lectivas se hacen largas, entre 5 y 6-7 horas, con un almuerzo a mitad de la mañana.
Desde la Asociación Plataforma Votación Escolar Justa trabajamos para que la Orden 502/2013 que regula la elección de la jornada escolar sea justa para todas las familias. Esta normativa es aplicable a los centros de Infantil y Primaria pero muchas veces vemos como resultados de estudios sobre secundaria se extrapolan al resto del alumnado, generando confusión. Para ser rigurosos se debería hacer estudios sobre la jornada escolar en todos los ciclos educativos.
Además, siempre hemos valorado que las comparaciones con otros países europeos no tienen mucho sentido. Sin embargo, de las contestaciones de Daniel Gabaldón se sacan algunas reflexiones muy interesantes sobre temas que hasta ahora han pasado desapercibidos para algunos profesionales, como por ejemplo:
La conveniencia de establecer menos horas lectivas al día, 2 o 3 para el alumnado de menor edad. Esta diferencia de carga lectiva se compensaría con un mejor reparto de las horas durante el curso y menos vacaciones de verano.
Una mayor flexibilidad horaria, más descansos.
Una cobertura de horario de permanencia en el centro de 12 horas, para adaptarse a las necesidades de las familias. Con colegios abiertos, para actividades lúdicas, después de las horas lectivas.
Servicio de comedor gratuito.
Actividades extraescolares en muchos casos gratuitas y algunas impartidas por los docentes.
Inicio de las clases en la ESO entre las 11h y las 12h para aumentar la productividad.
En definitiva, horarios que deberían diseñarse en función de las necesidades de los niños y no de las de los adultos.
¿Es posible una enseñanza pública en España en la que se tengan en cuenta estas reflexiones?
Sin duda una escuela pública de calidad, en la que hubiera el número adecuado de docentes por curso para atender las necesidades de las familias (dentro y fuera del horario lectivo) sin que esto fuera en detrimento de sus condiciones laborales sería deseable. Pero ¿es posible en España?
Una conciliación familiar real, donde la flexibilidad horaria de los centros escolares se viera respaldada por horarios de trabajo flexibles, solucionaría el problema de conciliación de casi todas las familias, pero ¿están las empresas dispuestas a ello?
La gratuidad en el comedor escolar y las actividades extraescolares junto con una cobertura de mayor permanencia en el centro beneficiaría a muchas familias desfavorecidas. Aligerar la carga lectiva, en ciertas edades, puede que fuera también conveniente.
Pero, más allá de la comparación con otros países europeos a nivel educativo, ¿está la sociedad, la economía y la política española preparada para una reestructuración escolar de tal envergadura? ¿Están las administraciones preparadas para pensar únicamente en el bienestar del alumnado?
Creemos que no. Pensamos que el debate sobre jornadas escolares y la normativa injusta que regula el proceso de votación para elegirlas, siguen promoviendo enfrentamientos en la comunidad educativa avivados muchas veces por los medios de comunicación.
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